Hace unas semanas, en esta página de Argian colgábamos una frase inspiradora de Iñaki Zapirain: “La esperanza no solo se espera, se crea y se esculpe”. Por otro lado, nuestro compañero Luigi Galíndez nos ha ido regalando aquí mismo un conjunto de canciones y danzas para acompañar el confinamiento. La serie lleva por título “En espera-nza”.
Parece pues que en estos momentos de tanta incertidumbre y dolor la esperanza emerge como una emoción, una virtud, una “idea santa” que cultivar, individual y colectivamente. Por eso quiero ir trayendo por aquí las enseñanzas de un magnífico libro que nuestra querida editorial La Llave tuvo a bien traducir y publicar ahora hace dos años.
“Esperanza Activa. Cómo afrontar el desastre mundial sin volvernos locos” está escrito por Joanna Macy y Chris Johnstone. Quizá sea más conocida la primera, activista por la justicia social y ambiental, filósofa y experta en budismo. Junto a ella, un médico y terapeuta especializado en psicología de la resiliencia. Entre ambos, trazan un itinerario práctico para fortalecer nuestra capacidad de dar, desde lo más hondo de cada persona y grupo, una respuesta a la emergencia climática que vive nuestro mundo. Podemos decir que el libro se sitúa en el cruce entre el activismo social y político, y la espiritualidad. En la intersección donde cambio social y cambio personal se dan la mano y se refuerzan mutuamente.
Si bien, como digo, el libro está escrito con la emergencia climática en el horizonte, creo que nos resulta propicio en esta crisis del coronavirus. Primero, porque la pandemia global no es ajena a la emergencia climática. Quizá hemos perdido la perspectiva de que somos parte del entramado de vida que es el planeta. Parecemos haber olvidado que nuestra salud personal y social no es independiente de la salud global de dicho entramado. Y sin embargo, nuestro modo de producir, consumir, desplazarnos, alimentarnos, relacionarnos, etc. nos habla de que nos creemos desconectados de esa red que nos sostiene. Es el pecado de la “hybris”, el impulso de ignorar y trasgredir nuestros propios límites, empujados por la sed de dominación.
Además, en segundo lugar, esta situación de “shock” que ahora vivimos, con medidas de emergencia, de contracción no deseada, sería según algunos especialistas un adelanto de situaciones similares que la dinámica de colapso ecológico y social nos va a deparar en este siglo XXI, el que Jorge Riechmann califica como “el Siglo de la Gran Prueba”.
Ante esto, podemos hacer oídos sordos y seguir como si nada hubiera pasado (esa sensación de querer volver a la “normalidad”, de suyo bastante anormal). También podemos optar por el catastrofismo derrotista, que nos paraliza, nos sume en la desesperación y nos pone en modo de supervivencia individualista. Por último hay una tercera opción, que es la que abandera el libro que comentamos. Podemos desplegar nuevas respuestas humanas y creativas. Podemos recrear una sociedad que ponga en el centro la vida y su cuidado. Podemos contener daños en curso e instaurar nuevas estructuras. Podemos abrazar transformaciones de valores, culturales y de conciencia, empezando por cada persona y comunidad, sin las cuales los cambios de estructuras sociales y económicas no se sostienen. Y si ha de llegar el colapso, podemos “colapsar mejor”, de manera justa y humana, y no asesina, compartiendo solidariamente los costes del ajuste y del cambio de modelo.
Para alimentar esta tercera opción, los autores nos proponen caminar por LA ESPIRAL DEL TRABAJO QUE RECONECTA, un enfoque que nos ayuda a reestablecer nuestro sentido de conexión con la red de vida y entre nosotros, y desarrollado a lo largo de décadas en cientos de talleres. La espiral tiene cuatro fases: “VENIR DE LA GRATITUD”, “HONRAR NUESTRO DOLOR POR EL MUNDO”, “VER CON OJOS NUEVOS” y “PONERSE EN CAMINO”.
En las próximas entregas iré ofreciendo una breve introducción a cada una de las fases, poniendo algunos ejemplos de ejercicios que se plantean. Una pequeña degustación que puedes ampliar leyéndote el libro. O mejor todavía, ¿por qué no organizamos un taller en Argian para trabajarlo a fondo?
Miguel GM