La Terapia Gestalt entiende la experiencia psicológica humana como una continua interacción entre la persona y su entorno. Se trata de un delicado equilibrio entre nuestro medio interno y el mundo que nos rodea, en una continua danza de contactos y retiradas. La autorregulación organísmica es nuestra guía, un saber que integra cuerpo, emoción y mente en un todo que nos lleva a tomar conciencia de nuestras necesidades, desde las más concretas y prácticas hasta las más profundas e íntimas, las que le dan un sentido personal a nuestra existencia. Podemos ver que a lo largo de nuestra vida, por diferentes motivos, muchas necesidades, experiencias, relaciones pueden quedar sin cerrar, inconclusas, pendientes, causando gran sufrimiento, sensación de impotencia, rabia, etc. Desde la Gestalt se trabajan estas heridas poniendo énfasis en el presente; cómo pensamos, sentimos y actuamos aquí-ahora eso que nos sucedió en el pasado. Este proceso, que valora más el “cómo” que el “por qué”, nos da oportunidad de desarrollar un Darse cuenta que supone la integración organísmica de nuestras vivencias en una experiencia diferente y transformadora. Un camino fértil hacia la capacidad de vivir el presente, hacerse responsable de uno/a mismo/a y recuperar la espontaneidad.